Un adiós inesperado: La huella que dejó Stig Loayza en Cusco
La muerte, siempre inesperada, a veces golpea con tal fuerza que nos deja sin aliento, incapaces de comprender la magnitud de la pérdida. Hoy, el Cusco está de luto por la partida repentina de Stig Loayza, consejero regional y representante de la provincia de Anta, un hombre cuya firmeza y frontalidad en su labor de fiscalización lo convirtieron en un referente para muchos.
Stig Loayza no era solo un consejero; era un cusqueño comprometido con su tierra, un defensor incansable de la transparencia y la justicia. Su trabajo en el Consejo Regional fue marcado por una ética intachable y un sentido del deber que, para quienes lo conocimos, se traducía en acciones concretas y en la lucha constante por el bienestar de su provincia y de toda la región.
Su fallecimiento, producto de un trágico accidente automovilístico en el que chocó frontalmente con otra unidad, ha dejado una herida profunda en todos aquellos que lo respetaban y admiraban. La noticia ha recorrido cada rincón de la región, dejando a sus familiares, amigos, colegas y a todos los cusqueños en un estado de conmoción y tristeza.
Hoy, mientras su cuerpo es velado, su memoria comienza a convertirse en legado. Stig Loayza nos deja, sí, pero su ejemplo queda. Queda su lucha por una gestión pública transparente, su incansable esfuerzo por la fiscalización y su valentía para enfrentar a quienes amenazaban con desviar el camino del bien común. Su huella es indeleble, y su vida, aunque truncada, se convierte en un faro para las futuras generaciones de autoridades que deben cumplir con su deber de servir al pueblo.
En medio de la tristeza, nos queda la tarea de honrar su memoria siguiendo el ejemplo que nos dejó. Que su muerte no sea en vano, sino que inspire a más personas a tomar su estandarte, a luchar por la justicia y a trabajar con la misma pasión y dedicación que él siempre demostró. Descansa en paz, Stig Loayza, el Cusco siempre te recordará.